Mi ático de la Gran Vía

De nuevo en el autoexilio como terapia. En mi ático imaginario de mi mundo paralelo nunca es domingo porque los lunes no existen, Maribárbola viene a visitarme los días impares a horas imprevistas, puedo comer regaliz de fresa relleno de Mercadona sin conocimiento y ya no tengo que odiar las piscinas públicas por el contagio inminente de una enfermedad desconocida y tres veces mortal. Sí, sin duda aquí resistiré.
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Bikini de @bananamoonofficial

Mi ático imaginario de mi mundo paralelo es un vergel paridisiaco de fertilidad donde crecen inexplicables flores ñoñas. El pelo y los glúteos también me están creciendo sin parar mientras empiezo a sentir unas extrañas ganas de abrazar a la humanidad porque ya nunca jamás tendré que volver a hacer sentadillas. Incluso estoy reprimiendo las ganas de llorar: soy de Teruel y si se enteran de semejante manifestación emocional, me quitan la foralidad.
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Bikini de @calvinklein

Esta pose tan natural es mi favorita en mi ático imaginario de mi mundo paralelo. Facilita un estado psicocorporal de conciencia plena, en el que soy consciente de las vivencias tanto internas como externas y me concentro y fluyo en el momento presente mientras consigo la conexión con la esencia divina de la vida. Es la postura instintiva que mi cuerpo adopta al reflexionar sobre la decisión de comprar el multiusos de Glassex o el de Día.
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Trikini de @elcorteingles

Toma nota: en mi ático imaginario de mi mundo paralelo, la virgen no es virgen. Más cositas: no existe el gotelé ni las crisis de mediocridad y sólo recibo visitas que nunca olvidan la coma del vocativo.
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Bikini @tommyhilfiger.